domingo, 10 de noviembre de 2013

Islands of Adventure (Segunda Parte) - Orlando, Estados Unidos

Estamos en las inmediaciones del simulador del Hombre Araña así que vamos a probar suerte. Hay bastante cola pero igual entramos para ir haciendo la digestión mientras esperamos nuestro turno.

Parece que la ciudad de Nueva York está en problemas, todos los enemigos de Spiderman se confabularon y están haciendo estragos.

El amigable jefe de Peter Parker tiene una misión para nosotros: debemos ir al medio de la debacle y regresar con una primicia.

Así que ahí vamos tratando de huir del Doctor Octopus, Duende Verde y Electro siendo salvados una y otra vez por telarañas.

¡Este juego es alucinante! Y ya que estamos, damos 2 vueltas.

The Amazing Spiderman!
Realmente me gustan los simuladores; pero por las montañas rusas enloquezco.

Y a poquitos metros se encuentra la de Hulk. Es impresionante ver el recorrido de esta roller-coaster: uno va por el parque y cada pocos segundos se escuchan gritos descontrolados que provienen de los loops salvajes de esta atracción.

Debajo de los rieles se puede observar una malla protectora la cual recoge todo tipo de objetos: lentes, gorros, llaves. Obviamente hay gente que subestima la furia de Hulk y hace caso omiso a los carteles. Pero hay un punto que tengo claro: si hay una advertencia indicando que las personas con piernas ortopédicas se las retiren para subir en esta montaña, la mano viene complicada.

Igual a nosotros no nos hace mucha diferencia y a los pocos minutos estamos en la cola para ir en la primera fila. Mientras esperamos, vemos que nuestros compañeros son unos adolescentes que la están pasando bomba.

Una de las muchachas tiene la mejor remera que vi en mi vida. Tiene estampada el mundialmente conocido símbolo de puerta de un baño masculino. El macaquito esta saltando de felicidad con los brazos hacia arriba mientras una leyenda reza: "I pooped today!".

Ahora si, sólo faltan unas personas y es nuestro turno. Yo ya estoy saltando histérica y diciendo "Primera filaaaaaaaaaaa!!!".

Vemos que alguien no resistió la vuelta... los asistentes están limpiando asientos y dejándolos libres para que se "sequen".

Por suerte del almuerzo ya ni me acuerdo; creo ser capáz de no compartirlo con los demás.

¡La furia de Hulk!
Nos sentamos. El carrito avanza hasta que quedamos prontos para el "lanzamiento".

Estamos inmóviles en un tubo cerrado que asciende. Al final se puede ver el cielo y los rieles de la montaña que así como salen al exterior, se retuercen y bajan estrepitosamente.

Salimos disparados y la cabeza se me pega al asiento: por más que quiera moverla una fuerza invisible me tiene atrapada... estoy experimentando 4Gs.

Me río, grito, y por momentos no puedo hacer nada más que aferrarme al asiento en silencio y mantener los ojos bien abiertos para no perderme de nada. 

Estoy en un estado de éxtasis total: aquí arriba no hay lugar para pensar y todo ocurre a una velocidad vertiginosa.

La vuelta dura alrededor de 2 minutos, los cuales pasan volando. Y ni bien nos bajamos ya queremos estar arriba de nuevo. Y lo hacemos: dos veces más.

Es divertido vernos los peinados: parece que nos hubiéramos secado el pelo en un acelerador de partículas. Obviamente no tengo idea de cual será el resultado de hacerlo en uno, pero tampoco sé lo que tengo en la cabeza.

Paseando entre historietas
Welcome... to Jurassic Park!
Todos los caminos conducen a Harry
Para ir bajando un poco las revoluciones nos compramos un vaso con frutas y recorremos el parque en tren de paseo.

Llegamos hasta Jurassic Park, pero no nos subimos... está oscureciendo y no queremos ensoparnos. Todos los gomones vienen vacíos, ya nadie agarra viaje.

Y despacito, como quien no quiere la cosa, nos vamos acercando a Harry nuevamente.

La vez pasada me había quedado con ganas de entrar a Olivanders (la tienda en donde la varita elige al mago). En esta oportunidad, si bien hay bastante cola, decidimos quedarnos.

El acceso a la tienda se realiza en tandas de pocas personas, alrededor de 20. Una vez dentro nos atiende Olivanders, y nos explica que siempre hay una varita para cada mago, y que ésta se revela ante el mismo cuando es la correcta.

Y piensa demostrarlo: elige a una muchacha con Síndrome de Down que se encuentra en silla de ruedas y la hace pasar adelante.

Le va entregando diferentes varitas para que realice hechizos. Las dos primeras son un fracaso: rompe una estantería y hace secar por completo una planta.

Pero la última varita es la correcta... cuando la niña la toca, un haz de luz ilumina su cara, a la vez que corre una brisa por el lugar mientras se escucha música clásica en la sala.

¡Qué buena decisión haber entrado a esta tienda! Es una experiencia realmente mágica y nadie debería perdérsela.
La noche cubre los techitos nevados de Hogsmeade. A lo lejos vemos el castillo de Hogwarts iluminado y lo contemplamos durante un momento. Es hora de ir redondeando la jornada, así que nos dedicamos a hacer algunas compras.

¡Otra vez la pelota en la casa de Doña María!
Normalmente no tengo problemas de consumismo, pero hoy, no es un día normal: me quiero comprar todo.

Primero me concentro en los encargos que me hicieron del trabajo. Una bufanda de Griffindor y una remera de quiddich para Marce y una bufanda de Slytherin y unas grageas de todos los sabores para Nacho.

Y para mi, algunas cositas más: medias, guantes, remera y almohadón de Griffindor y la remera de quiddich de Harry.

Me dan ganas de comprarme las bufandas de las casas que no tengo, pero ya sería un abuso. Así que salgo victoriosa de la tienda sin sucumbir ante la Pottermania.

Falta media hora para que cierren el parque y nos disponemos a retirarnos, pero vemos que en Duelling Dragons prácticamente no hay cola. Por tanto decidimos dejar todo el bagayo recientemente obtenido en los lockers y dar una vuelta de despedida.

Increíblemente un par de personas más adelante se encuentra mi amiga de la remera graciosa, así que intercambiamos cuentos de las diferentes atracciones a donde nos subimos en el día. Como buena charla con una yankee adolescente no puedo evitar decir varios Awesome! y Oh my God! en la misma oración, por lo cual me siento bastante estúpida: parece un diálogo de la Warner.

Hacer esta montaña rusa de noche y en primera fila es alucinante... una experiencia totalmente diferente y mucho más electrizante que de día. Llegamos eufóricos.

¡Y todavía hay tiempo para una vuelta más! En unos días voy a estar sentada frente a una computadora así que no lo pienso mucho y otra vez estamos dando vueltas y a los gritos pelados.
Ahora sí. Ya no podemos más. Con paso tranquilo nos dirigimos hacia la salida.

Desde que llegamos Nacho quiere probar unas patas de pavo que venden en unos puestitos. En realidad desde el viaje anterior lo quiere hacer, así que se da el gusto.

Parecemos unos cavernícolas comiendo con las manos todas grasosas... pero tengo que reconocer que la turkey leg está riquísima.
¡El eslabón perdido!
Los parques cierran a las 19, pero el City Walk está en pleno apogeo: gente cenando y haciendo compras de último momento, shows en vivo, música, cines.

Están dando Thor en Imax 3D. La función está por comenzar y nosotros (que queremos aprovechar cada segundo de este viaje) no nos podemos negar: antes de poder procesarlo estamos mirando avances en una mega pantalla.

La película está muy buena. Es entretenida y con bastante acción así que logro verla hasta el final, sólo cortada por una pequeña siesta de unos minutos entre medio: estoy agotada.

Dejamos Universal totalmente satisfechos de la jornada vivida. Hacemos una parada técnica en un Burger King y unos minutos después aterrizamos en la cama.

Pienso en Juli... dada la diferencia horaria ya debe estar requete dormida, por lo que me uno a ella sin ofrecer demasiada resistencia.

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